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[REVIEW] Dragon Ball FighterZ

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El camino hacia el más fuerte

Acercándose, un gran juego viene ya. Para llorar no es el tiempo ahora. Ya siento subir más y más la adrenalina, los héroes de la historia seremos. Realidad tu sueño por fin será. Listo estoy para poder pelear, victoria tendré. ¡Juega mico, el poder, nuestro es! ¡Hoy tendremos Dragon Ball FighterZ!

Dragon Ball FighterZ llegó para ponerle un alto a una eterna seguidilla de juegos de pelea en 3D, volver un poco a las raíces, y demostrar que el 2D está tan vivo como Krilin. El encargado en esta ocasión fue Arc System Works, una empresa no tan afín a la saga de Toriyama (el último título de Dragon Ball que hicieron fue el Extreme Butoden allá por el 2015 y sólo para 3DS) pero con mucha, muchísima experiencia en juegos de pelea. Estamos hablando nada más y nada menos de los creadores de BlazBlue y Guilty Gear, algunas de las franquicias más sofisticadas y competitivas que podemos encontrar en el género.

Bandai Namco le pasó la posta a estos muchachos con el fin de revitalizar la saga y, ya que estamos, darle una vuelta de tuerca que hace mucho que no tiene: lograr que un videojuego de Dragon Ball posea el suficiente profesionalismo y complejidad para entrar en la categoría de eSport. ¿Lo habrán logrado? ¿Estaremos frente a la mejor entrega de Goku y compañía? ¡Averígüenlo en los siguientes párrafos!

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It’s over 9000

Como decíamos antes, Dragon Ball FighterZ deja atrás la modalidad de combate en 3D que tanto había instaurado Spike (Budokai Tenkaichi, Raging Blast, etc) y que luego sostuvo Dimps con éxito moderado aunque merecido (Xenoverse). La verdad es que la franquicia pedía a gritos un cambio de paradigma de tan desgastada que estaba. Es por eso que Arc System Works decidió hacer lo que mejor sabe: un discreto aunque profundo juego 2D bien arcade, que explote al extremo nuestras capacidades de pelea. Nada más. Nada menos.

El sistema de combate está estructurado en un 3 vs. 3 muy a lo Marvel vs. Capcom, con sus assists incluidos. Las mecánicas son fáciles de entender, aunque muy difíciles de dominar. Tenemos tres botones básicos de golpe: débil, medio y fuerte; otro de ataques especiales, y los demás son funciones complementarias como el dash y cambio de personaje.

FighterZ además nos asegura unos combos automáticos realizables al smashear un solo botón, lo cual hace que la experiencia de juego sea muy gratificante y accesible para cualquiera que tenga ganas de fichinear. Nos hace sentir Vegeta por más que seamos un Chaoz. Pero cuando la IA de la CPU se despierta, o cuando jugamos contra alguien experimentado, nos damos cuenta de que en realidad somos un simple Saibaiman rascando la superficie del iceberg.

En Dragon Ball FighterZ no existen las clásicas y masivas transformaciones de personajes, ni decenas de versiones jugables de cada uno. Eso es porque el juego mantiene un equilibrio y balance entre los peleadores impropio de Dragon Ball, pero esencial para un videojuego competitivo de pelea.

Cada personaje se controla de forma diferente y tiene sus propias características, lo cual compensa el ajustado número del roster, haciendo que dominar por completo la totalidad de los personajes sea una verdadera proeza, por no decir imposible.

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Aventuras podrás disfrutar (o no)

¿Qué es lo que sucede cuando un fichín está tan volcado al plano competitivo profesional? Se concentra demasiado en el gameplay y descuida el resto de los modos de juego. Lo cual no quiere decir que esté estrictamente mal, pero reduce la cantidad de público objetivo.

La oferta de modos es escasa. Tenemos la historia principal, arcade, vs, entrenamiento y online (inaccesible al momento de realizar esta review porque los servidores estaban inhabilitados).

Para empezar, el modo Historia es uno de los más repetitivos e incoherentes que vimos últimamente. El mismo está representado como si fuera el tablero de un juego de mesa, el cual tenemos que recorrer con una cantidad limitada de turnos. Uno esperaría, entonces, tener que pensar cada movimiento con cierto grado táctico. Pero no. Es imposible aplicar cualquier tipo de estrategia, y los turnos son tantos que podemos pasear por el mapa como queramos. Como si fuera poco, el argumento no tiene pies ni cabeza. No se entienden las motivaciones de los personajes, y todos los conflictos y resoluciones se dan por conveniencia del guión.

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El modo Arcade es quizás uno de los mejores implementados. Al empezar, podemos elegir entre distintas rutas para jugar —parecidas a las torres del Mortal Kombat—, que se bifurcan a medida que avanzamos, dependiendo de nuestro desempeño. No es nada revolucionario tampoco, pero ya de por sí tiene más variedad que el modo Historia.

El resto de los modos se explican por sí solos y brindan lo que uno puede esperar. Lo que sí nos llama la atención es que es imposible realizar una batalla 1 contra 1 dentro del Vs. Siempre estamos obligados a seleccionar tres personajes, lo cual nos parece injustificado, dado que sí existe dentro del modo Historia la posibilidad de luchar en solitario.

Como no podía ser de otra manera, Dragon Ball FighterZ se suma a la tendencia de los infames loot box. Pero afortunadamente, lo hace con un sistema de monetización interno que no maneja dinero real y no influye para nada en el disfrute del fichín. Completando batallas y objetivos del juego, podemos conseguir Zenis, los cuales se pueden gastar en una tienda virtual a cambio de cápsulas. El contenido de estas cápsulas es aleatorio e intrascendente: avatares, colores para los mismos, gestos, y demás opciones dedicadas a la interacción online.

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No pienses nada, sólo escucha

Como cualquier videojuego nuevo de Dragon Ball, una de las primeras cosas que uno se pregunta (además de si está bueno) es “¿tiene la música de la serie?”. La respuesta en este caso es… ni. “¿Cómo que ‘ni’?”. Así es, ni no, ni sí.

La cuestión es que el juego base de FighterZ no incluye la banda sonora que todos conocemos, sino que vende un pack de canciones por separado como DLC. Sin duda, una avivada digna de Mr. Satán, que se aprovecha de la nostalgia del público y delega en su billetera el gasto de la licencia que seguramente costó adquirir.

La banda sonora creada para el fichín es absolutamente olvidable, aunque no tan espantosa como sucedió con entregas anteriores. Pero no se preocupen, porque este tema (¿entienden? “tema”, jeje) tiene solución, de la misma forma que lo tuvo con la saga Xenoverse. ¿Cómo, no la recuerdan? Un clic acá les va a refrescar la memoria.

Las voces de los personajes vienen en dos idiomas: inglés y japonés —este último infinitamente superior—. Lamentablemente, nada del idioma latino que tanto añoramos. Algo que no suena para nada descabellado, teniendo en cuenta que, por ejemplo, Saint Seiya: Soldiers’ Soul nos llegó doblado completamente al español. Pero por alguna razón, esta vez Bandai Namco ni siquiera contactó a los actores de doblaje, despojándonos del sueño de tirar un Kame-Hame-Ha con la voz de Mario Castañeda. Snif.

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Mas fiel que Majin Boo con Mr. Satán

Como todo buen platillo, un videojuego entra primero por los ojos, y este no es la excepción. Cada trailer que fue lanzado en ese momento acercó más nuestra mandíbula al piso, y el resultado final no defrauda en lo absoluto.

Las animaciones son alucinantes, quizás las mejores que hayamos visto jamás en un fichín de Dragon Ball. Cada frame, cada movimiento está inspirado en una viñeta del manga original que los fanáticos más acérrimos podrán reconocer sin problema. Algunas de estas secuencias están escondidas como easter eggs, como es el caso de los Dramatic Finish, que sólo pueden ser activadas en condiciones específicas, según la combinación correcta de luchadores y locaciones.

El modo Historia, aún con todas sus falencias, está cargado de fan service y guiños al anime. Los personajes charlan sobre sus batallas pasadas, se desafían y bromean entre sí recordando sucesos de la serie con escenas sumamente cómicas. Un verdadero homenaje para los fans de la saga.

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¿Y en PC cómo andamos?

La versión de Windows no sólo pesa tan poco como la de consolas —alrededor de 5GB—, sino que permite configurar todas las opciones gráficas con total libertad. Hasta podemos bajarle la calidad al mínimo para correrlo en computadoras más viejas, dándole un aspecto muy retro o de consola portátil, si se quiere.

En fin, hagámonos la pregunta que ronda en la cabeza de todos por igual. ¿Es este el juego definitivo de Dragon Ball? Para este redactor, la respuesta es “no”.  Es indudable que está dentro del top de los mejores fichines de la saga; y quizás, liderando el podio dentro de la categoría 2D, pero Dragon Ball FighterZ está pensado para un público hardcore. La poca variedad de modalidades de juego, un listado de personajes ajustado, y un complejísimo sistema de combate son clara muestra de ello.

Todo depende del gusto de cada uno, y de lo que tienen ganas de jugar. Si son amantes del género de pelea y buscan un título que les ofrezca un alto nivel competitivo, entonces este fichín es para ustedes.

Sin embargo, FighterZ tiene tanto amor puesto encima, y reconoce tan bien la franquicia que representa, que es un crimen dejarlo pasar para cualquier fan que sólo quiere divertirse un rato y deleitarse con sus animaciones. Sí, es posible que se aburran más rápido y lo abandonen eventualmente, pero… ¿quién les quita lo peleado? [i]


DESARROLLADO POR: Arc System Works
DISTRIBUIDO POR:
Bandai Namco
GÉNERO: Pelea
DISPONIBLE EN: PS4, Xbox One, PC

QUÉ ONDA: La saga de Dragon Ball nunca se vio tan bien, con un juego orientado al plano competitivo profesional, pero que cualquiera puede disfrutar sin culpa.
LO BUENO: ¡Las animaciones! Plagado de homenajes a la serie y easter eggs. El sistema de combate es accesible aunque complejo.
LO MALO: La música es olvidable, excepto la que nos venden como DLC. Muy pocos y repetitivos modos de juego.

Atención, micos: Si quieren comprar Dragon Ball FighterZ por el mejor precio ingresen a www.gamersgate.com y encuentren las mejores ofertas. ¡No se duerman!

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