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Dragonball: Evolución

Para analizar Dragonball: Evolution hay que ser valiente. ¿Cómo? Primero, admitir que ya no soy un niño. Dejar el orgullo de lado y aceptar: esta película no la hicieron para mí. Desearía tener 10 años.

POR MARTIN CASANOVA

Para analizar Dragonball: Evolution hay que ser valiente. ¿Cómo? Primero, admitir que ya no soy un niño. Dejar el orgullo de lado y aceptar: esta película no la hicieron para mí.

Si tuviese 10 años, si estuviese descubriendo por primera vez las aventuras de Goku, Piccolo y compañía, esta película me volaría la peluca. Los colores, los chistes, la acción, todo está apuntado a los más chicos. Incluso su duración, de 80 minutos, la hace ideal para el poco poder de concentración de los gurrumines.

La historia comienza con un resumen de lo que pasó hace dos mil años: Piccolo vino a la Tierra y, como es el más malo de todos, la quiso destruir. Para eso contaba con la ayuda de Oozaru, un bicho más cercano a un hombre lobo que al mono gigante del manga.

Siete hombres sabios dieron su vida para hacer la técnica que atrapó a Piccolo estos últimos milenios, pero por algún motivo (que la película no explica), el villano ha vuelto, dispuesto a encontrar las siete esferas del dragón para destruir el planeta.

En el futuro, Goku es entrenado por su abuelo Gohan. Obviamente el muchacho es muy hábil, pero está lejos de su potencial. Es un geek consumado, que no se anima a hablarle a las chicas (en especial a su bella compañerita Milk), y tiene prohibido pelearse (porque los pulverizaría), así que los matones siempre lo toman de punto. Pero su vida cambia el día de su cumpleaños número 18. Casualmente, es la noche en que Piccolo irrumpe en la casa de Gohan y lo hiere de muerte. El villano anda tras la caza de las siete esferas, y Goku recibió ese mismo día, más temprano, una de las bolas.

La muerte de Gohan será el disparador para que Goku busque al maestro Roshi, y los robos de las otras esferas forzarán el encuentro entre él y Bulma, para más tarde sumárseles el simpático delincuente Yamcha.

Como guiño a los fans, Goku no viste sus características ropas naranjas hasta el clímax. Esto, además, tiene que ver con que los productores querían hacer una película "realista", e intentaron dar a Goku y a los otros personajes un look menos estridente (Bulma, por ejemplo, no tiene el pelo azul, sino un sólo mechón).

Es extraño este capricho de mantener una "seriedad" en una película claramente para chicos, que la van a ir a ver casi exclusivamente fanáticos de la serie que seguro esperarían ver un traslado más literal. Como adulto, la película podría llegar a causar daño irreversible en las retinas, con posibilidad de sufrir una embolia cerebral.

Su médico y/o farmacéutico recomienda ir a verla con un niño, ver cómo salta en la butaca, se ríe cuando Goku revienta unas sandías con la cabeza, y cómo se emociona con el Shakesperiano Piccolo. Para ellos, va a ser una experiencia que valga mucho la pena. [i]

DRAGONBALL: EVOLUTION

Estreno: Abril 9, 2009 (Argentina, México), Abril 10 (EE.UU.)
Reparto: Justin Chatwin (Goku), Emmy Rossum (Bulma), James Marsters (Piccolo), Yun-Fat Chow (Maestro Roshi), Randall Duk Kim (Abuelo Gohan), Eriko Tamura (Mai), Jamie Chung (Chi Chi)
Dirección: James Wong
Guión: Ben Ramsey (screenplay), Akira Toriyama (manga)
Duración: 84 minutos
Países de origen: EE.UU., Hong Kong
Compañía: 20th Century Fox Studios

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